Hola, soy Isabel Salcedo Larralde y trabajo en el Departamento de Biología Vegetal
de la UPV/EHU, en el área de Botánica. Mi trabajo de investigación se centra en la micología.
Estudié Biología en esta facultad y, como me interesaban en particular las plantas, decidí desplazarme a Salamanca. Me trasladé yo sola. En Salamanca existía una especialidad que se ocupaba de las plantas.
Cuando, de la mano de José María Txurruka, comenzaron a reforzar la línea de euskera de esta facultad, me presenté a una plaza y, a partir de ahí, todo fue una especie de cadena. Vine a esta facultad y, como había que hacer un trabajo de investigación, contacté con un grupo de Madrid, que trabajaba con hongos. Y así fue cómo comencé a trabajar con los hongos.
Son mucho más importantes de lo que se piensa habitualmente. Un grupo de hongos se encarga de terminar el ciclo. Se conocen como saprobios y se alimentan de materia orgánica muerta. Son capaces de convertir en inorgánica la materia orgánica que queda en los ecosistemas. Su acción permite que pueda ser empleada por el resto de seres vivos. Cumplen una función imprescindible en los procesos geoquímicos de la cadena trófica. Solemos decir que son los primeros recicladores, que se conocen en la naturaleza.
Por otro lado, los que se conocen como micorrícicos, se unen a las raíces de las plantas, y ayudan a las plantas a absorber nutrientes que les son indispensables. Por tanto, esa acción recíproca es imprescindible para que el mundo que conocemos siga adelante.
Con los hongos ocurre que algunos son conocidos, sobre todo los que desarrollan las estructuras que conocemos como setas. Las pocas investigaciones que se han desarrollado sobre ellos muestran que algunas especies se están perdiendo. Esa pérdida puede darse porque se está perdiendo su hábitat, o por la contaminación, o porque viven en una situación negativa. Pero hay hongos que apenas conocemos, y la información que tenemos es muy escasa.
Los hongos sufren los mismos problemas que el resto de seres vivos. El principal es la degradación y desaparición de los ecosistemas. También se ven afectados por la contaminación, ya que estos organismos se hallan sobre el sustrato. Algunos también sufren la presión de la recolección. Puede que no les afecte la recolección sino que sufran las consecuencias de la acción de recolectar, porque al pisar la tierra se modifica el ecosistema que es fundamental para estos organismos.
También tenemos algunos hongos que se comportan como invasores, pero no sabemos gran cosa sobre ese fenómeno. Algunas especies han aparecido repentinamente. No puede ser que hayan pasado desapercibidas siendo tan llamativas. Eso significa que son nuevas en nuestros ecosistemas y que están apareciendo de forma notoria. Pensamos, por tanto, que podrían ser consideradas como invasoras.
De lo que hemos observado, aunque sin contar con datos que permitan ser absolutamente objetivos, de momento parece que no están desplazando especies. Aunque en ocasiones, viendo su presencia, podemos sospechar que puedan causar efectos a corto plazo. Es cierto que algunos saprobios lignícolas están apareciendo en cualquier sitio. Por ejemplo, la llamada Hjortstamia crassa, llamativa por su color morado, hasta ahora no se había recogido en los muestreos y súbitamente la encontramos en infinidad de restos. Es cierto que en ocasiones aparece en restos de baccharis, que es alóctona. Y también en eucaliptos. Pero también en hayas y robles y en muchos sitios que se han hecho muestreos y nunca antes se había encontrado. No sabemos cómo se ha introducido esa especie y es una gran incógnita.
Creo que es necesaria una regulación, pero siempre con información previa y viendo qué gente participa en esa actividad. No habría que copiar lo que hacen otros, que es lo que actualmente está ocurriendo. Hicimos un pequeño trabajo e intentamos, a través de una encuesta, recoger los intereses, frecuencia..., distintos datos. El objetivo fue el de conocer el perfil de los recolectores. Hemos observado que en algunos sitios se está regulando, a veces, de manera demasiado estricta. Se regula sin una investigación previa, con falta de información. Hemos observado que hay gente dispuesta a cumplir una regulación concreta, a cambio de que se les permita seguir con sus costumbres.
Yo creo que es necesaria una regulación básica, para que la gente se dé cuenta de que la presión sin medida conduce a la extinción, como ha ocurrido con las anchoas y otras especies.