Partimos desde la vieja fábrica de armas de Orbaizeta en dirección a los pastos comunales que comparten el Valle de Aezkoa y sus vecinos de iparralde, los pastores de la zona de Garazi. Aunque el verde de las laderas que rodean la zona de Harpea resulte muy natural, todos estos pastos están siendo invadidos por una planta: esta exactamente, Brachypodium pinnatum, el lastón o alka, como la denominan los lugareños. Aquí y en otros muchos lugares de Aezkoa, el alka está desplazando al resto de especies que habitualmente se encuentran en un prado sano, normalmente más de 30 en cada metro cuadrado. Pero lo más curioso es que esta especie no ha llegado de fuera, siempre ha estado en la composición de los prados polífitos.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: Esto es un tepe de alka, una muestra inalterada, se llama así.
IÑAKI LETURIA; Elhuyar: ¿Cómo podríamos definir el alka? ¿Una especie local convertida en invasora? O por lo menos, que expulsa al resto de las especies de su entorno...
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: La palabra invasora es una palabra un poco problemática. Una invasión es un proceso que se relacionaba con especies que vienen de un ambiente diferente, y ahora lo que se está viendo y cada vez hay más bibliografía y estudios de investigadores que citan especies que son autóctonas pero ante condiciones de cambio, cambio de usos, cambio climático, en su ambiente propio pueden llegar a convertirse en especies invasoras.
El equipo de la profesora Rosa María Canals se topó con este comportamiento anormal del alka cuando trabajaban en la elaboración del plan de ordenación de pastos de Aezkoa. Tras cuatro años de trabajo tratando de encontrar el cambio que ha provocado esta situación, los investigadores han constatado que tras el problema del alka se esconde otro, tal vez, de mayor envergadura: la progresiva matorralización de los pastos. El nexo de unión entre ambos podría ser, entre otros factores, el fuego.
Esta zona fue quemada hace tres meses para tratar de hacer frente a otro tipo de invasión. La otea o argoma es cada vez más frecuente en los pastos que se utilizan poco y, como tradicionalmente se ha hecho en este sector del Pirineo, las quemas ayudan a limpiar el entorno.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: Es una costumbre, se ha hecho siempre así, y la continúan haciendo, pero lo que pasa es que los usos han cambiado.
IÑAKI LETURIA; Elhuyar: ¿Y funciona?
PATXI ZABALZA; ganadero: Hay que ayudar un poco, introduciendo ganado u obligándolo a pastar ahí, si no vuelve a ensuciarse enseguida.
Patxi Zabalza es ganadero y ha sido testigo de la degradación de los pastos. No es un problema particular del Valle de Aezkoa, sucede en toda Europa. El descenso de la presión ganadera, falta de pastores que guien al ganado, producciones intensivas o una menor diversificación de herbívoros pastantes han llevado a que haya zonas sobreexplotadas y otras zonas, como aquí, donde el matorral se ha adueñado del pasto.
PATXI ZABALZA; ganadero: Antes aquí pastaban ovejas, había más pastores y solían venir aquí, y había menos otea. El ganado ahora es diferente y pasta en otros lugares, y esto se ensucia. En dos años no se puede ni entrar.
Ante el avance de la otea la solución más accesible es el fuego. Tras la quema Patxi ha traído su ganado a esta zona. El ganado ha pisoteado la otea, rompiéndola y evitando que crezca y si se mantiene la presión en la zona, comerán los brotes blandos. Esto sería un ejemplo de buena práctica. Pero al ganadero tampoco le interesa que sus cabezas pasen hambre y, en general, casos como este de presión voluntaria apenas existen, con lo que con el tiempo, el matorral avanza de nuevo y se precisa una nueva quema.
Las quemas, además de limpiar el terreno, lo enriquecen. Precisamente ha sido este uno de los objetivos del estudio de los investigadores de la UPNA, conocer cómo altera el fuego las características químicas y microbiológicas del suelo. En muestras como estas se miden esos parámetros. Han observado que tras la quema aumentan los niveles de fósforo, potasio y nitrógeno, el principal nutriente de las plantas.
En estas parcelas experimentales de la zona de Azaldegi se están llevando a cabo ensayos para conocer la efectividad de las quemas. Cuentan con diferentes escenarios que combinan zonas quemadas y pastadas, zonas sin quemar o zonas quemadas y sin pastar. Analizan, entre otras cosas, la evolución de la vegetación.
LETICIA SAN EMETERIO; investigadora, UPNA: Aquí tenemos una parcela quemada. Queremos ver si la eficiencia de la quema combinado con el pastoreo en este caso, o la parcela de dentro, sin pastoreo, si el pastoreo es eficiente para evitar el rebrote de la otea. Entonces lo que hacemos es, en un cuadrado, medimos el porcentaje de cobertura del ulex y de las especies que están dentro.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: La idea que estamos obteniendo de estos años de estudio es que la quema es una manera de eliminar puntual una cantidad de vegetación aérea que hay, pero si después no hay una acción desbrozadora del ganado, lo que se denomina un desbroce biológico, si no hay una acción continua eso vuelve a recuperar.
Al final, el estudio está confirmando las observaciones de Patxi y otros muchos ganaderos, que ven el cambio de costumbres como causa de la alteración del paisaje.
RAFAEL LARRAÑETA; ganadero y miembro de la Junta de Aezkoa: De haber un pastor, un yeguacero o un vaquero cuidando al ganado y llevándolo a los sitios, para que en cada momento coman lo mejor posible, para que lo comiesen bien, pues entonces el ganado, aparte de que ha bajado mucho la cabaña, va donde le parece, y de ahí viene toda la maleza, el ote, el alka...
Pero, ¿qué conexión hay entre la matorralización y el alka en el Valle de Aezkoa? Ese nexo, como ya se ha dicho, puede ser el fuego, utilizado, paradójicamente para mejorar el pasto.. Uno de los principales nutrientes nitrogenados que se libera en primer término tras las quemas es el amonio. En experimentos como este se pretende conocer si el nuevo escenario favorece la expansión del alka. Quieren saber qué especie aprovecha mejor ese amonio disponible tras las quemas.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: Tenemos una serie de soluciones en las que tenemos estos tres nutrientes, nitrógeno en forma de amonio, en forma de nitrato y en forma de glicina, aplicamos las misma dosis de esos tipos de nitrógeno, pero en este caso en concreto por ejemplo, solamente el amonio está marcado isotópicamente, no los está ni el nitrato ni la glicina.
Lo inyectan homogéneamente en el suelo y 48 horas más tarde, hacen su seguimiento en las raíces y hojas, en este caso, de un ejemplar de Festuca rubra, otra gramínea importante en los pastos naturales.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: Ante un suelo recién quemado, que queda vacío de vegetación y al final es una ventana de oportunidad para que se establezcan nuevas especies, si hay una que puede aprovechar mejor ese aporte de amonio, puede verse beneficiada.
La respuesta la tienen estas praderas. Sí, los investigadores han demostrado que el alka parte con ventaja tras las quemas, al absorber mejor el amonio. Pero este factor por sí mismo no explica su espectacular avance. Hay más razones: su potente rizoma, una especie de almacén de nutrientes, le permite desarrollarse muy rápido en primavera, antes que el resto de competidores. El ganado la puede comer al principio, como atestiguan estas puntas mordisqueadas, pero embastece muy rápidamente, y el ganado la rechaza pronto. La suma de todos estos factores está tras este paisaje.
El control de la expansión del alka pasaría por tanto por pastorear estas zonas temprano y obligando al ganado a hacer presión en ellas. Es una de las conclusiones del estudio que termina este año. Otra es la necesidad de hacer frente a la matorralización.
ROSA MARIA CANALS; investigadora, UPNA: Al final también, en paisajes humanizados, la presencia de un paisaje mosaico donde se combine arbolado, pasto herbáceo, etc. es un seguro contra incendios, un seguro de control de biomasa combustible, que ante un escenario de un cambio climático como el que estamos ahora, no tenemos que olvidar.
Los investigadores sugieren combinar las quemas con una segunda oleada de acciones como el pastoreo dirigido, colocar cebos alimenticios sobre las oteas u obligar al ganado a pastar una zona. No solo está en juego la estabilidad de los pastos.