Recientemente Europa se ha comprometido a reducir sus emisiones de CO2 en un 40% respecto a 1990, y a lograr un porcentaje de renovables de al menos el 27% para 2030. Dicho acuerdo ha defraudado a las organizaciones ecologistas, al considerar, por una parte, que las renovables podrían aportar la mitad de la energía en 2030, y por otra, que el objetivo de reducción de un 40% es insuficiente para hacer frente al calentamiento global.
Y es que el calentamiento global es una realidad que esta misma semana ha confirmado la NASA al presentar los datos climáticos correspondientes a 2013. El trabajo realizado en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA muestra que la temperatura media global del año pasado fue de 14,6 grados Celsius, 0,6 grados por encima de la media del siglo XX. El registro de temperatura de todo el planeta empezó a realizarse en 1880. Desde entonces, con la excepción de 1998, los diez años más cálidos corresponden al siglo XXI, con 2010 y 2005 como los que tuvieron una temperatura media más elevada.
Cada año no tiene que ser necesariamente más cálido que el anterior, pero dados los niveles actuales de gases de efecto invernadero, los investigadores sí esperan que cada década supere la temperatura media de la precedente.
Los gases de efecto invernadero, principalmente el dióxido de carbono, son los que atrapan el calor en la atmósfera y regulan los cambios en el clima terrestre. Debido a la acción humana, la concentración de estos gases, ha aumentado en las últimas décadas.
A pesar de que el compromiso europeo no ha contentado casi a nadie, lo cierto es que últimamente en el ámbito de la circulación de vehículos a motor se están dando pequeños pasos concretos para intentar disminuir las emisiones de CO2.
En Francia por ejemplo, se está probando un sistema de peaje electrónico en las autopistas, sistema que tiene como objetivo eliminar el tiempo de demora en los peajes. El sistema determina si los coches que cruzan el peaje están inscritos en el programa de cobro electrónico. A los no registrados les envía aviso para que se registren, y a los inscritos se les cobra electrónicamente sin que tengan que parar a pagar. De este modo, los impulsores del programa confían en que los vehículos, al permanecer menos tiempo en el peaje, consuman menos combustible.
Lummen, Bélgica. En este lugar se comprueba la cantidad de emisiones de CO2 de los vehículos, tanto con motores de gasolina como con motores diesel. Los gases del tubo de escape se capturan y se miden para saber la cantidad de elementos nocivos que emiten, y se comprueba que estén dentro del límite legal establecido.